
1. Evalúa tu espacio de trabajo
Antes de pensar en modelos o marcas, analiza las características físicas de tu almacén:
- Altura de estanterías: Si necesitas elevar cargas a gran altura, las carretillas retráctiles o trilaterales son una buena opción.
- Ancho de pasillos: En espacios reducidos, los modelos compactos o carretillas contrapesadas eléctricas pueden moverse con mayor agilidad.
- Superficie del suelo: Un pavimento irregular puede requerir carretillas todo terreno o con ruedas neumáticas.
2. Determina la carga habitual
No todas las carretillas están diseñadas para levantar el mismo tipo de mercancía. Es fundamental conocer:
- Peso medio y máximo de las cargas.
- Tipo de palets o contenedores.
- Frecuencia de uso.
Una carretilla diesel puede ser ideal para grandes cargas en exteriores, mientras que en interiores con carga ligera y constante, una eléctrica es más eficiente y limpia.
3. Considera el entorno de trabajo
¿Trabajas en un entorno interior, exterior o mixto? Las condiciones ambientales afectan directamente la elección del tipo de motor:
- Carretillas eléctricas: Silenciosas, sin emisiones y perfectas para interiores.
- Carretillas diésel o de gas: Más potentes, recomendadas para exteriores o naves ventiladas.
4. Piensa en la ergonomía y la seguridad
Un operario bien formado y con un equipo adecuado reduce riesgos y mejora la productividad. Fíjate en:
- Cabinas con buena visibilidad.
- Controles intuitivos.
- Sistemas de asistencia como sensores de carga o freno automático.
5. Estudia el coste total de propiedad
El precio de compra no es el único factor a tener en cuenta. También debes valorar:
- Costes de mantenimiento.
- Consumo energético o de combustible.
- Vida útil del equipo.
- Disponibilidad de repuestos y servicio técnico.
6. ¿Necesitas una flota o una unidad?
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